UN VIRGEN EXTRA EXCEPCIONAL: MAGNA OLEA

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Degustando Magna Olea en un tranquilo desayuno primaveral, nos preguntamos cómo el zumo de un fruto de invierno puede ser tan veraniego. Su inconfundible aroma a hierbas y trigos verdes, tomates y otros aires de floresta y huerto, recuerda a la tierra caliente donde tiene su origen. 
Probándolo en la boca, penetra dulce, con ausencia de amargo y un ligero toque picante , con regusto astringente y un afrutado de tonos maduros al fondo.
Su equilibrio es apropiado al de un paisaje de lomas suaves, escondidas detrás de los montes. Lo hemos degustado primero en una copa de cristal y luego vertido sobre dos tostadas de pan integral. Una primera de centeno y otra después a base de trigo con cáscara de naranja y miel. Hemos acabado chupando nuestros dedos del zumo adherido a sus yemas. 
Sentimos haber disfrutado de un momento tan intenso como larga es la vida que deseamos a esta excepcional producción de aceite de oliva virgen extra, que produce Jerónimo Pedro Mendonça de Abreu e Lima en el protugués Vale de Madeiro. 

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